Cerebro: alimentación y estados de ánimo

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Cerebro: alimentación y estados de ánimo

Existe una íntima conexión entre el cerebro, la alimentación y los estados de ánimo. Lo que comemos es tan importante que existe una especialidad médica que se dedica a estudiar cómo la alimentación influye en el funcionamiento del cerebro. Esta especialidad tan específica, es la neuronutrición, que fusiona la neurología y la nutrición. 

Los especialistas de este campo, a través de diversos y amplios estudios, afirman que lo que comemos incide en el cerebro y, por consiguiente, en los estados de ánimo, e inclusive, en los pensamientos y en nuestras decisiones; ya que la composición de cada alimento influye en la síntesis de las sustancias químicas en el cerebro y en la comunicación entre las neuronas, lo que es suficiente para que actuemos de determinada manera, o que, el humor nos cambie. Esto significa que, si hoy desayunamos una cosa y mañana otra, en la misma situación tomaremos decisiones distintas.

La clave del funcionamiento del cerebro está en los neurotransmisores y estos requieren de los nutrientes presentes en los alimentos. Dependiendo del tipo de alimentación, el cerebro estará en óptimas condiciones o, por el contrario, la química de los neurotransmisores se altera. Un cerebro mal nutrido presentará deficiencias que se reflejan en enfermedades como la depresión, estrés, insomnio, entre otras.

Por lo tanto, si ingerimos alimentos sanos que ayuden a que la química del cerebro esté balanceada, nuestro estado de ánimo no sufrirá de altibajos o grandes cambios. Por otro lado, está demostrado que el consumo excesivo de comida “rápida” y azúcar afectan el estado de ánimo y la capacidad cerebral, y por el contrario, la ingesta de una dieta equilibrada rica en pescados azules, carnes blancas, frutas, verduras, nueces y yogurt contribuyen a una buena salud física y emocional. 

Debemos permanecer atentos a nuestras emociones y sentimientos porque estudios científicos han demostrado que cuando estamos tristes o estresados, nos provoca comer alimentos ricos en azúcar, carbohidratos y grasas no saludables. Esto se debe a que la ingesta de este tipo de comida activa rápidamente los centros del placer del cerebro facilitando la producción de endorfinas, que, si se convierte en hábito, puede provocar una adicción a la “comida chatarra” y en consecuencia problemas de obesidad. En contraste cuando estamos de buen humor, la tendencia es a comer de una manera más sana y balanceada.

Cerebro, alimentación y estados de ánimo, una relación que puede ser saludable y positiva o, por el contrario, una fuente de enfermedades, mal humor y estrés. Hoy más que nunca la ciencia está avalando lo que la sabiduría popular predica. Somos lo que comemos o, también, podríamos preguntarnos ¿sentimos por lo que comemos?.

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