Descubre cómo los sentimientos influyen en tu sistema inmunológico
Cada vez hay más evidencias científicas que demuestran la estrecha relación existente entre los sentimientos y tu sistema inmunológico. La especialidad médica que se encarga de estudiar cómo la manera en que sientes y piensas interacciona con tu cuerpo es la psico-neuro-inmuno-endocrinología. Desde los años 70 se empezó a estudiar cómo la rabia, la frustración y la tristeza predisponen a la somatización y a la aparición de enfermedades autoinmunes, cardiovasculares y gastrointestinales.
Innumerables estudios han demostrado que cada sentimiento genera una segregación de hormonas y químicos en tu organismo, ya que la misión principal de estos es darte información sobre ti, sobre cómo interpretas lo que estás viviendo. Cada sentimiento que experimentas está cargado de energía y de hormonas que te impulsan para tomar decisiones o acciones. Sin embargo, sentimientos como el miedo, la ira, el hastío y la impotencia, cuando se experimentan repetidamente y sin ningún control, modifican la manera en que funciona tu cuerpo, y uno de los sistemas más afectados es el sistema inmunológico.
Por mucho tiempo se pensó que el sistema inmunológico era autónomo, pero actualmente se sabe que existe una estrecha interrelación mente-cuerpo-enfermedades y por consiguiente la manera cómo gestionas tus sentimientos influye en tu salud. David Palmiter psicólogo y profesor en la Universidad de Marywood, afirma: “Cada uno de nosotros tiene un sistema inmunológico emocional, un conjunto de mecanismos psicológicos para mantenernos fuertes ante la adversidad”
Claves para fortalecer tu sistema inmunológico emocional
Es un hecho, los sentimientos influyen en tu sistema inmunológico. Darte cuenta de esto es el primer paso para modificar tu comportamiento. El siguiente paso es intentar mantener tu mundo emocional en equilibrio para evitar el estrés y todos esos sentimientos que pueden afectar negativamente a tu salud.
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- Acepta lo que sientes. Reconoce tus sentimientos, acéptalos, y déjalos partir. Asume la realidad, pero sin darle el poder de “controlar” tu vida. Mientras más poder le otorgues a ese sentimiento poco productivo, más daño te hará.
- Aceptar no es resignarte, acepta lo que estás viviendo, pero con la intención y las ganas de superar el mal momento tomando acciones, sin rendirte.
- Dedícate tiempo a ti mismo, aunque sean pocos minutos al día. Busca un lugar tranquilo e intenta desconectar de tu día a día mediante la lectura, la música o el ejercicio físico.
- Aliméntate bien. Una dieta sana también influye positivamente en tu salud y fortalece tu sistema inmunológico.
- Duerme. Al dormir los recuerdos se asientan, los órganos se reparan y el sistema endocrino realiza funciones que no es capaz de realizar mientras estamos despiertos.
