¿Dónde está la felicidad? De la euforia a la tristeza
“La felicidad no me basta! Exijo euforia!” rezaba la viñeta de Calvin y Hobbes, de la cual me enamoré nada más ver. Me la mandó una amiga un día diciéndome: “Mira: estás somos tú y yo”. Y es verdad, lo somos. O lo fuimos. Porque, si no le ponemos conciencia a según qué cosas, nuestro inconsciente hace de las suyas y nos provoca estas confusiones. Porque no, la felicidad no es euforia. Entonces ¿qué es la felicidad?, ¿dónde está la felicidad?
La Gran Confusión
Hemos empezado a identificar estados de euforia con felicidad. Y todo lo que se aleja de ello nos parece simplemente un fracaso, un estado intermedio e insuficiente. La trampa es que creemos que seremos más felices cuando compremos, tengamos, consigamos, alcancemos lo que anhelamos… Cuando buscamos la felicidad “afuera” estamos dejando en manos de otros nuestros propios sentimientos.
Seamos claros: la euforia es un sentimiento fantástico, pero al igual que todos los sentimientos es prácticamente imposible que exista de manera constante. Es un “pico” que se mantendrá en un espacio de tiempo y luego desaparecerá. Y querremos más. Y nos sentiremos insatisfechos de nuevo.
“Cuando buscamos la felicidad “afuera” estamos dejando en manos de otros nuestros propios sentimientos”
La tristeza, ¿nuestra enemiga?
Ha llegado un punto en el cual consideramos la tristeza o cualquier sentimiento que implique malestar, desasosiego o incomodidad como algo muy negativo. Tanto es así que cuando no podemos manejarlo lo que provoca en nosotros es un rechazo total y absoluto.
Le hemos declarado la guerra a sentirnos tristes. Y también le hemos declarado la guerra a que la gente de nuestro alrededor se sienta así. Conectar con ese sentimiento a muchos les resulta desagradable e insostenible. Así que en vez de intentar comprender qué es lo que nos está ocurriendo tomamos la determinación de “enterrar” ese sentimiento en lo más profundo de nuestras sombras, haciendo ver que no existe y que nunca lo hizo.
Pero, ¿qué nos avisa la tristeza? ¿Cuál es su función? La tristeza nos alerta de que hay algo en nosotros que no anda bien, y si no le prestamos atención a eso que nos duele, ¿cómo lo vamos a curar? Para sanar una herida lo primero es aceptar y reconocer que existe. ¡Es curioso que somos perfectamente capaces de verlo en nuestras heridas físicas, pero… ay! ¡¡¡Cuánto cuesta hacerlo con nuestras heridas emocionales!!!
¿Dónde está la Felicidad?
Es difícil definir qué es la felicidad. Para cada persona puede significar cosas distintas en función de a que le dé valor en su vida. Pero cuando encontramos nuestra paz interior (no, no es fácil, lo sé) y somos capaces de agradecer de verdad lo que sí está, nuestra capacidad de sentir felicidad aumenta exponencialmente. Y lo mágico del asunto es que eso solo depende de nosotros mismos. Lo hemos leído mil veces, pero ¿lo hemos llegado a comprender? Dejemos de poner en el exterior nuestras expectativas y viajemos hacia adentro. Porque ahí es donde está la felicidad: la perfecta mezcla entre la paz interior y la gratitud.